1997 y 1998 fueron los años en que se empezó a gestar una escena blues en Bogotá. En ese momento no se contaba con tantos espacios como ahora, pero el blues empezaba a ganar adeptos. Cuando trabajaba para el diario El Espectador, hablé con Blue Derek, Candelaria Blues e Isidore Ducasse, bandas de blues preseleccionadas para el festival Rock al Parque 1998.
“Oh, baby don’t you wanna go. Oh, baby don’t you wanna go. Back to the same old place, my sweet home Chicago” cantó la leyenda del blues Robert Johnson a finales de los años 20, cuando la escena del blues apenas estaba comenzando en esa industrial ciudad del norte de Estados Unidos.
Johnson sería asesinado unos años después, dejando un gran legado para el blues, el cual 60 años luego de su muerte comenzaría a dar frutos en una ciudad como Bogotá, miles de kilómetros al sur de Chicago, su dulce hogar.
Al igual que en la época de Johnson, el blues en la capital es algo incipiente. Pocas bandas, se habla de diez a doce aproximadamente, que ya tienen un trabajo más o menos consolidado dentro del género de los doce compases, es decir, llevan buen tiempo dedicados únicamente al blues y no como otros, realizando esporádicas incursiones mediante la interpretación de uno que otro cover en concierto.
De acuerdo con Giovanni Reyes, guitarrista y vocalista de Blue Derek, “hay muchas bandas pero sólo cuatro son las que se mueven y dan conciertos en diferentes sitios de Bogotá”. Estas agrupaciones son Vértigo, Candelaria Blues, Isidore Ducasse y Blue Derek. Los demás son grupos que apenas están comenzando, algunos de los cuales muestran un buen trabajo como Moby Dick o Tempus Fugit.
Sin embargo, es notorio el impulso que ha venido tomando. Hasta hace unos años era muy raro hablar de blues, tan sólo cuando los grupos de gente que había vivido la época de la revolución del rock se animaban a tocar algún tema de Muddy Waters o John Lee Hooker. Gracias a la visita el año pasado de dos bluesistas peso pesado dentro de la escena norteamericana, como los son Billy Branch y Willie Kent, se pudo apreciar que el público bogotano estaba dispuesto a dejarse seducir por los melancólicos sonidos del blues.
Hay que reconocer, entonces, que en estos momentos el blues es algo novedoso y muchos grupos aprovechan para serlo aún más, como el caso de Isidore Ducasse, cuyos integrantes suben al escenario ataviados con trajes de tres piezas y sombrero, al mejor estilo de los viejos bluesmen de Chicago.
“Es importante que el blues en Bogotá vaya creciendo. Nosotros esperamos salir algún día del país, pero no podemos entrar a competir en sonido con los americanos o los ingleses. Por eso trabajamos con fusión de sonoridades latinas y basándonos un poco en los orígenes del blues”, explica Rafael Serrano, bajista de Isidore Ducasse.
La afirmación de Serrano tiene su base. Los grupos que han triunfado, como Aterciopelados o 1.280 Almas, lo han hecho por la fusión de ritmos latinos con el rock, “porque en Bogotá no existe cultura rock y mucho menos cultura blues. Puede que mucha gente asista a los conciertos pero poca presta atención. No hay público”, afirma Giovanni Reyes. Entonces, ¿por qué no lanzarse también a la fusión? Quizá porque, para muchos, esa no es su onda.
A pesar de ello ya existen grabaciones de blues hecho en Bogotá, como el caso de los trabajos de Vértigo y Blue Derek, presentados en formato de compact disc aunque no tiene una producción netamente profesional.
Alguna vez B.B. King dijo que todo aquel que en su vida hubiera perdido una mujer podía cantar el blues. Es obvio que en algún momento los bluesmen capitalinos tuvieron que perder una mujer para poder sentir el blues dentro del cuerpo. ¿Qué pasaría si esa mujer fuera Bogotá?
“Bogotá ofrece muchas situaciones para hacer canciones. Aglutinar todo en una es difícil”, dice Sandro Londoño, baterista de Blue Derek.
El ambiente de Bogotá se presta para componer blues: frío, lluvia, depresión. Si se toma la figura de los primeros bluesmen, caminantes por excelencia y dispuestos a dejarse inspirar por todo tipo de aromas y sabores, la capital es perfecta.
“En ese sentido, un blues para Bogotá sería un conjunto de recorridos para conformar un mapa que sea capaz de trasladar a todo aquel que lo escuche al sitio que le dio origen”, afirma Rafael Serrano. En este caso sería algo como Take the A train de Duke Ellington pero que podría llamarse Toma el ejecutivo E-3 o simplemente Gotá blues, rememorando el Frisco blues de John Lee Hooker en honor a San Francisco.
Muchas bandas bogotanas ya han dado los primeros pasos para esa ruta, recorrer ese gran mapa de la capital, trabajando diferentes temas de la ciudad, como El bacán y la maleva de Candelaria Blues, que habla de una prostituta y su proxeneta. “No hay una canción de Bogotá pero sí de cosas que pasan aquí” dice María Elvira Díaz, vocalista de esta agrupación.
Estos pasos, que muchos han dado juntos –por ejemplo Candelaria Blues comenzó cantando al lado de Blue Derek- han servido para juntarse en un solo ideal y sacar al blues bogotano adelante. Muchos hablan de un sello disquero, otros como Alejandro Mejía, bajista de Blue Derek, opinan que lo que se debe hacer es “darle a la lata, hasta las últimas consecuencias”.
La idea es formar un movimiento blues bogotano, un conjunto de agrupaciones que sea fuerte, como aquel American Folk Blues que se dedicó a recorrer diversos países europeos para dar a conocer su cultura. Tal vez sea en ese momento, cuando estén presentando el blues latino hecho en Colombia, que canten “Hey nena, ¿no quieres regresar? Hey nena, ¿no quieres regresar? Volver a aquel viejo lugar, Bogotá mi dulce hogar”.
El Espectador, agosto 30 de 1998
[…] My sweet home Bogotá […]
Hola amigos soy Brasileño y ahora vivo en Bogota, y estoy buscando bares que tenga uno bon blues y jazz. y donde tocan y encuentro los cantantes de blues en Bogotá.. Se ellos tiene algun lugar de encuentro por la noche donde dan algunas canchas «sencilloos concertos» como llamanos nosotros Brasileños.
Gracias saludos y quien sabe pronto nos veamos.
Hola, Rogerio. Hay algunos lugares donde puede escuchar blues y jazz: La Estación del Expreso (Calle 49 carrera 13) ofrece blues todos los jueves; igualmente Rock & Roll Music (Calle 42 carrera 14) tiene los miércoles programación de blues. Igualmente en la 54 con 8 encuentra Storyville, sitio para el jazz y el blues. En el Anónimo, calle 106 con Avenida Suba hay muy buena programación de jazz con «toques» de bandas.
Saludos a Ricardo Palomino, recordado bajista de Candelaria Blues!